¿Me preocupo demasiado por las cosas?
¿Me preocupo demasiado por las cosas?
Si te haces esta pregunta la respuesta claramente es un sí. Es más, deberíamos plantearnos para qué nos sirve preocuparnos, que resolvemos con ello o que nos aporta.
Es un comentario muy habitual en conversaciones cotidianas; estoy muy preocupado por esto, vivo preocupado por aquello etc.
¿Es bueno preocuparse?
Damos por supuesto que preocuparnos es bueno, está bien visto y nos habla de ser responsable. Los adultos se preocupan por las cosas ¿no?, pues entonces es lo que hay que hacer.
Nada más lejos de la realidad. La preocupación aparenta ser necesaria pero no sirve para nada y llegado a un punto es más bien perjudicial para la salud.
La preocupación la vivimos en forma de pensamientos y emociones. Generalmente primero tenemos el pensamiento y luego la emoción, que es una reacción del cuerpo a este pensamiento.
A su vez, sabemos que la mayor parte de lo que pensamos es involuntario, automático y repetitivo. Lo creas o no, el pensamiento se produce con independencia de nuestra voluntad, el hecho de que seamos conscientes de nuestro pensamiento no quiere decir que éste sea voluntario ni por tanto verdadero. ¡No te creas todo lo que piensas!
Párate a pensar cuál es tu gran preocupación en estos momentos, ¿en que piensas la mayor parte del tiempo? ¿pensaste lo mismo ayer? y ¿antes de ayer? ¿hasta cuando le vas a dar vueltas a lo mismo?
Recomendaciones para preocuparnos menos.
- Mantente ocupado
- No dediques tiempo a lo insignificante
- Pregúntate ¿qué probabilidades hay de que esto ocurra?
- Si no puedes hacer nada para cambiar la situación, asúmelo y di: así son las cosas en este momento, puedo aceptarlo o atormentarme.
- Decide cuanto tiempo merece que te preocupes y no le dediques más.
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